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Este blog es para mi aprendizaje de español.Esa lengua fascinante.
Como quisiera poder vivir sin aire?
MANÁ
Óyeme estas palabras que me salen ardiendo,
y que nadie diría si yo no las dijera.
Amiga, no te mueras.
Yo soy el que te espera en la estrellada noche.
El que bajo el sangriento sol poniente te espera.
Miro caer los frutos en la tierra sombría.
Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas.
En la noche al espeso perfume de las rosas,
cuando danza la ronda de las sombras inmensas.
Bajo el cielo del Sur, el que te espera cuando
el aire de la tarde como una boca besa.
Amiga, no te mueras.
Yo soy el que cortó las guirnaldas rebeldes
para el lecho selvático fragante a sol y a selva.
El que trajo en los brazos jacintos amarillos.
Y rosas desgarradas. Y amapolas sangrientas.
El que cruzó los brazos por esperarte, ahora.
El que quebró sus arcos. El que dobló sus flechas.
Yo soy el que en los labios guarda sabor de uvas.
Racimos refregados. Mordeduras bermejas.
El que te llama desde las llanuras brotadas.
Yo soy el que en la hora del amor te desea.
El aire de la tarde cimbra las ramas altas.
Ebrio, mi corazón. bajo Dios, tambalea.
El río desatado rompe a llorar y a veces
se adelgaza su voz y se hace pura y trémula.
Retumba, atardecida, la queja azul del agua.
Amiga, no te mueras!
Yo soy el que te espera en la estrellada noche,
sobre las playas áureas, sobre las rubias eras.
El que cortó jacintos para tu lecho, y rosas.
Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera!
Pablo Neruda
Hoy es sábado, el año de 2040. Cumplo 51 años y como regalo tengo la visita de mis tres nietos. Les voy a contar como era la vida el año de 2009, cuando tenía 20 años.
El mundo era diferente...muy diferente. La computadora era grande, cara y a veces quedaba en una estantería. Hoy está en todos los lugares y nos dice cuándo despertarnos o cuándo cenarmos.
Me gustaban los perros, que corrían por la casa. Hoy cuando no tengo paciencia saco las pilas.
Había más agua, pero hoy vivimos una tercera guerra mundial por falta de agua.
Había menos violencia, las personas eran más felices, consumíamos menos cosas y a veces encontrábamos monedas perdidas en las calles. Hoy en día no hay ningún dinero, solamente las tarjetas para todo lo que hacemos.
Adonde vamos hay cámaras vigilándonos. Echo de menos mi juventud. Miro mis nietos y percibo la constante transformación del mundo y de la humanidad.
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